Tarot filosófico



"Es por lo que hay que abrir el libro y sopesar cuidadosamente cuanto sea deducido. Entonces reconoceréis que la droga contenida en su interior era muy diferente a lo que prometía su estuche; es decir que las materias aquí tratadas no eran tan disparatadas como podría inferirse del título que las encabeza."
Rebelais

Introducción
Si nos dignamos abandonar por un instante nuestra creencia en el progreso indefinido y en la superioridad fatal de las nuevas generaciones sobre las antiguas, descubriremos fácilmente que las colosales civilizaciones del pasado tuvieron también una ciencia, universidades y escuelas. Es importante enumerar las causas que nos han hecho perder esta síntesis, casi por completo. Antiguamente la ciencia se enseñaba a ciertas personas apropiadas que habían logrado salir airosas de una serie de pruebas. Esta enseñanza se realizaba en el templo, bajo el nombre de misterios; el sabio tomaba entonces el título de sacerdote o iniciado. La ciencia era secreta u oculta; una de las razones de su nombre.


Dentro de las cosas que estos sabían, era el real nombre de Dios. Todos hemos escuchado alguna vez el nombre Jeová, Heová, Ieová, Elohim, Alá, etc, etc.


Pero ¿Qué significa la palabra Jeová?, ¿Qué es el nombre de Dios?, ¿Qué es el tetragramaton, el tetractis y los 4 elementos?, ¿Qué es la Tora, el Tarot, y la Rota?, ¿Qué es realmente la numerología?, ¿Qué es el esoterismo?, ¿De donde nacen todas las demás creencias, doctrinas, simbolismos, etc.?


Son las cosas que veremos en estos primeros capítulos.

Hierofante: Sacerdote de la antigüedad, era un iniciado en los misterios. Cuando ésta ciencia comenzó a perderse debido a invasiones, religión, etc. Los iniciados comenzaron a recurrir a diversas formas para evitar la pérdida de las ciencias; tres de estas formas son:

1. Las sociedades secretas, continuación directa de los misterios.
2. Los cultos, expresión simbólica de las elevadas enseñanzas, para el vulgo.
3. Por último, los mismos pueblos, transformados en inconscientes depositarios de la ciencia.


Las sociedades secretas
La escuela de Alejandría constituyó la fuente principal de la que emanaron las sociedades secretas occidentales. Las sectas Gnósticas, los Árabes, los Alquimistas, los Templarios, los Rosacruces y, por último, los Masones, forman la cadena occidental de transmisión de la ciencia oculta.

Los Cultos
Las sociedades secretas debían ante todo transmitir en su simbolismo el aspecto científico de la iniciación primitiva, en cambio las sectas religiosas debían dar preferencia al lado filosófico y metafísico de la enseñanza. Todo sacerdote de un culto antiguo era un iniciado, es decir que sabía perfectamente que no existía más que una sola religión y que la diferencia de los cultos respondía a la necesidad de adaptarla a cada pueblo en particular. De lo dicho se desprende una consecuencia importante, y es que el sacerdote de un dios, cualquiera que éste fuera, era honrosamente acogido en el templo de cualquier otro dios e invitado a ofrendarle sacrificio. Nuestras querellas religiosas por la supremacía de un culto determinado habrían hecho reír a un sacerdote iniciado (Papus, El TAROT de los Bohemios).
Semejante sectarismo, defendido por dos cultos ciegos para sus propios errores: los cristianos y los musulmanes, son la causa que motivó la pérdida total de la enseñanza secreta, que daba la clave de la unidad sintética.

• Unidad sintética: Se refiere a la retroproyección de los diversos pensamientos o concepciones de un Dios, es decir, es la capacidad de ver que todas las religiones y concepciones sobre dioses que existen, se refieren a lo mismo. La unidad, La Ley Absoluta.
Tan sólo los Judíos poseen, si no el sentido, al menos la letra de su tradición oral o cábala. La Biblia escrita en el idioma judío constituye, desde este punto de vista, una verdadera maravilla. Contiene todas las tradiciones ocultas, pero el verdadero sentido de la Biblia no ha sido jamás revelado. Solamente los trabajos de Fabre D' Olivet (La lengua Hebrea restituida) han dado comienzo a esta tarea prodigiosa y la traducción del Génesis ha sido al fin reconstituida por Saint Yves d'Alueydre en su "Teogonía de los Patriarcas". Los ignorantes descendientes de la inquisición, cuya sede está en Roma, han puesto en el índex estos estudios. El porvenir los juzgará (Papus, El TAROT de los Bohemios).

• Index: Listado de libros prohibidos por la inquisición, dentro de los cuales estaban los estudios de Galileo-Galilei entre otros.

• Inquisición: Periodo del cristianismo donde la iglesia católica imponía todas las leyes. Pensar contrario a esta, significaba la muerte.

El Sepher Bereschit (TORÁ?) de Moisés es la Biblia judía, el Apocalipsis y el Evangelio Esotérico forman la Biblia cristiana, la Leyenda de Hiram es la Biblia masónica, la Odisea la del pretendido politeísmo griego, la Eneida la de Roma, en fin, los Vedas hindú y el Corán musulmano son demasiado conocidos para hablar de ellos. (Papus, El TAROT de los Bohemios).

• Esoterismo:
• Exoterismo:

Cuando se posee la clave, todas estas biblias revelan una misma doctrina. Esta llave, que puede abrir el esoterismo, está perdida para los sectarios de nuestros cultos occidentales. Por lo tanto es inútil buscarla entre ellos.
Papus

Los Pueblos
Moisés había elegido un pueblo para preservar a través de las edades el libro que resumía toda la ciencia del Egipto; pero antes de Moisés, los iniciados hindúes eligieron otro para transmitir a las generaciones venideras la enseñanza primitiva de las grandes civilizaciones de la Atlántida; Pero Moisés no resolvió el problema en la forma magistral como lo hicieron los Tibetanos (Papus, El TAROT de los Bohemios). El pueblo encargado de transmitir, desde la más lejana antigüedad, el conocimiento oculto, es el pueblo bohemio.

Los Bohemios
Los bohemios poseen una biblia; esta biblia les facilita el diario vivir, pues con ella predican la buenaventura; esta biblia es también un motivo continuo de ocio, puesto que les permite entretenerse jugando.
Sí, ese juego de cartas denominado Tarot, que poseen los bohemios, es la biblia de las biblias. Es el libro de Thot-Hermes-Trismegisto, es el libro de Adán, es el libro de la revelación primitiva de las antiguas civilizaciones (Papus, El TAROT de los Bohemios).
Cuando el Masón, hombre inteligente y virtuoso, ha perdido la tradición; cuando el sacerdote, hombre igualmente inteligente y virtuoso, ha perdido su esoterismo; los Bohemios, hombres ignorantes y viciosos, nos dan la clave que nos permitirá explicar todos los simbolismos. Es gracias al Tarot que hallaremos y desarrollaremos esta ley sintética encerrada en todos los simbolismos.
HIRAM-INRI-IHVH encierran idéntico misterio bajo diferentes aspectos. El que ha comprendido una de estas palabras posee la llave que abre la tumba de Hiram, símbolo de la ciencia sintética de los antiguos; puede abrir esta tumba y penetrar sin temor en el corazón del maestro venerable, símbolo de la enseñanza esotérica. El Tarot entero está construido sobre esta palabra dispuesta en forma de rueda, ROTA (Papus, El TAROT de los Bohemios).

•HIRAM: Ver leyenda de Hiram en el apartado Francmasonería.
•INRI: Es la palabra que os revela la identidad de vuestro origen, o Masones o Católicos. Igne Natura Renovatur Integra, y lesus Nazareus Rex ludeorum, son los polos opuestos y complementarios, científicos y religiosos, físicos y metafísicos de una idéntica doctrina. 
•IHVH: Es la palabra que os señala la unidad de vuestro origen, ¡oh! ¡Masones, ¡oh! Cabalistas. TAROT, TORÁ, ROTA son las palabras que os indican a todos vosotros, orientales y occidentales, la unidad de vuestros deberes y aspiraciones en el Eterno Adán-Eva, fuente de todos nuestros conocimientos y creencias.



La experiencia ha demostrado que puede decirse todo sin temor; sólo comprenderán aquellos que deben comprender; los demás tildan a este tipo de cosas de oscuros e ininteligibles.
Es una característica de las ciencias ocultas el poder ser comentadas ante cualquiera. Semejante a las parábolas, tan caras a los antiguos, producen en muchos la impresión de tratarse de simples elucubraciones de una imaginación calenturienta; por lo tanto el temor de hablar es infundado: el Verbo no tocará más que a los predestinados a recibirlo. Es a todos vosotros, filósofos de la unidad, enemigos del sectarismo científico, social y religioso, a quienes me dirijo; es a vosotros a quienes dedico el precio de varios años de trabajo. Ojalá pueda yo contribuir con esto a la edificación del templo que váis a construir en nombre del Dios Desconocido, del cual emanan todos los otros Dioses en la eternidad (Papus, El TAROT de los Bohemios).

El que teme dudar, que no lea…

El que teme cuestionarse todo lo que cree saber, que no lea…

El que es incapaz de tolerar, que no lea…

El que no quiere ver, que no vea…

Ya estas advertido…

El nombre sagrado
Si debemos creer a la antigua tradición oral o cábala, existe un nombre sagrado que revela, al mortal que descubra la verdadera pronunciación, la clave de todas las ciencias divinas y humanas. Este nombre está formado por cuatro letras hebreas y se lee: iod-hé-vav-hé. A cada letra del alfabeto hebraico se le asigna un número. Veamos los que corresponden a las letras que nos ocupan.



El valor numérico total del nombre iod-hé-vau-hé será entonces:
10+5+6+5 = 26

Consideremos por separado cada una de estas letras.


La Iod
Representa el comienzo de las cosas. Se considera que las letras hebreas son la consecuencia de las combinatorias de múltiples arreglos de la iod en el espacio. La iod, formando por sí sola todas las letras y, en consecuencia, todas las palabras y frases; era justamente la imagen y representación de la unidad-principio, cuyo conocimiento estaba vedado a los profanos (Papus, El TAROT de los Bohemios).
En consecuencia, la ley que presidió a la creación del idioma de los Hebreos es la misma que presidió a la creación del Universo, y conocer la una es conocer implícitamente la otra. He aquí lo que tiende a demostrar uno de los más antiguos libros de cábala, el Sepher Jesirah.
El valor numérico de la iod conduce a otras consideraciones. La UNIDAD-PRINCIPIO, según la doctrina de los cabalistas, es también la UNIDAD-FIN de los seres y de las cosas, y la eternidad no es, desde este punto de vista, más que un eterno presente. Por esto los antiguos simbolistas (symbolistes) han expresado esta idea mediante un punto en el centro de un círculo; representando la unidad-principio por la circunferencia, línea sin comienzo ni fin. En el origen de todas las cosas, la cábala sitúa la afirmación absoluta del ser por sí mismo, del ser-unidad, cuya representación simbólica es la iod, y el número 10 como expresión numérica. Este número (10) representando la unión del principio-todo (1) a la nada-ninguno (0) se adapta perfectamente a las condiciones exigidas.

•Iod = 10 = Todo-Nada = SER= Principio.
La He
Más el Yo no puede concebirse sino como opuesto al No Yo. Este es el origen de la "dualidad", de la oposición, del Binario -imagen de la femineidad-, así como la unidad es la imagen de la masculinidad.
Diez, dividiéndose para oponerse a sí mismo, da cinco (5), número exacto de la letra "he" segunda del gran nombre sagrado. La "he" representará así el "pasivo" referido a la "iod", que simbolizará el "activo"; el "no yo" referido al "yo"; la "mujer" en relación al "hombre"; la "sustancia" en relación a la "esencia"; la "vida" con referencia al "alma", etcétera.

La Vav
Mas la oposición del Yo al No Yo produce un nuevo factor, la relación entre el Yo y el No Yo. Luego, la "vav", sexta letra del alfabeto hebreo, generada por 10 (iod) + 5 (he) = 15 = 1 + 5 = 6, representa un "corchete" y también una "relación"; es el corchete que reúne los opuestos en la naturaleza, constituyendo el tercer término de esta trinidad:

La segunda He
Más allá de la trinidad, considerada como ley, nada puede existir. La trinidad es la fórmula sintética y absoluta que comprende todas las ciencias. Esta fórmula, cuyo valor científico parecía ya olvidado, nos ha sido transmitida íntegramente por todas las religiones (depositarias inconscientes de la CIENCIA-SABIDURÍA de las primitivas civilizaciones).
Es debido a esto que el nombre sagrado está constituido tan sólo por tres letras. El cuarto término se halla compuesto por la repetición de la letra "he" Esta repetición señala el tránsito de la ley Ternaria a una nueva aplicación, podríamos decir: la transición del mundo metafísico al mundo físico, y, en términos generales, de un mundo cualquiera a su inmediato subsecuente. El conocimiento de esta propiedad, que caracteriza a la segunda "he", es la clave de aplicación del nombre divino. En lo que sigue presentaremos la prueba de esta afirmación (Papus, El TAROT de los Bohemios).

Resumen
Conociendo el valor de cada uno de los términos que comprende el nombre sagrado, hagamos la síntesis y totalicemos los resultados obtenidos. El nombre "iod-he-vav-he" está formado por cuatro letras, significando cada una de ellas:

•La "iod": El principio activo por excelencia. El yo = 10.

•La "he": El principio pasivo por excelencia. El no yo = 5.

•La "vav": El término medio, el corchete que reúne el activo con el pasivo, la relación del Yo con el No Yo = 6. Estos tres términos expresan la ley ternaria del ABSOLUTO.

•La "2a he": La que determina el paso de un mundo a otro, expresa la transición. Esta segunda "he" representa al ser total, encerrando en una unidad absoluta los tres términos que lo constituyen: YO-NO YO-RELACIÓN. Protón-Electrón-Neutrón (como se verá en el apartado de ciencias gnoéticas).

Representación del nombre sagrado
La forma circular, que además puede ser expresada sin números ni letras.




Mas como la segunda "he", término de transición, resulta la entidad activa de la gama siguiente, es decir: como la 2a "he" representa en realidad una "iod" en germen, se puede escribir el nombre sagrado colocando la 2a "he" debajo de la primera "iod", del siguiente modo:


El esoterismo de los números
Los antiguos sabios tenían un concepto muy diferente sobre los números, del que poseen nuestros matemáticos de hoy en día. Ellos consideraban que la unidad era el término constante que intervenía en todas las formaciones de las cantidades, los antiguos veían en los números, la expresión de las leyes absolutas.
Los antiguos enseñaban otro tipo de operaciones matemáticas, las cuales expresaban las leyes absolutas, pero ¿cuáles son estas operaciones desconocidas hoy en día?


Son la reducción y la adición teosófica.


Son operaciones teosóficas por que nos introducen en las Leyes esenciales y absolutas de la naturaleza. 
Estas enseñanzas formaban la base de la instrucción secreta y oral que se trasmitía a determinadas personas, lo cual esra llamado Esoterismo.

Reducción Teosófica
La reducción teosófica consiste en reducir a un solo dígito las cifras que entran en la
composición de un número dado, tal como se verá en los ejemplos siguientes:


10 = 1 + O = 1
11 = 1 + 1 = 2
12 = 1 + 2 = 3
126 =1+2+6=9
2488 =2+4+8=22=2+2=4


Estas operaciones corresponden con lo que hoy llamamos "la prueba del nueve"


Adición Teosófica

La adición teosófica consiste en sumar aritméticamente la serie natural de los números, comenzando por la unidad, hasta incluir el número propuesto. Por ejemplo, el número 4
será igual a:


1+2+3+4=10


El número 7 igual a 1+2+3+4+5+6+7= 28 igual 2 + 8 = 10.


El 12 igual a 1+2+3+4+5+6+7+8+9+10+11+12 = 78.



Reducción y adición teosóficas son las dos operaciones que deben dominarse para comprender la antigüedad.
La reducción teosófica nos muestra inmediatamente que todos los números se reducen a los nueve primeros dígitos de la serie natural. Mas esta consideración no es todavía suficiente; una observación más atenta nos traerá
nuevas luces.
Tenemos que los números 1, 4, 7 y 10 son iguales a 1 puesto que:


1=1.
4=1+2+3+4=1
7=1+2+3+4+5+6+7= 28 =2+8= 10 =1
10=1



De manera que el dígito 1 se reproduce después de la serie de cada tres, esto es:

1. 2. 3. 4 = 10 = 1          4. 5. 6.  7 = 28 = 10 = 1


Se podría escribir, por lo tanto:

1. 2. 3.
(1)
4. 5. 6.
(1) etc.

De la precedente consideración, resulta:
1°, que todos los números reproducen, en su evolución, los cuatro primeros;
2°, que el último número de los cuatro considerados, esto es el N° 4, representará la unidad en una octava diferente.
La serie de los números puede entonces escribirse así:

1. 2. 3.                      13. 14. 15.
4. 5. 6.                      16. 17. 18.
7. 8. 9.                           19. etc
10. 11. 12.


Observemos que los números 4, 7, 10, 13, 16, 19, etc., representan diferentes concepciones de la unidad, tal como lo prueba la adición y reducción teosófica de los mismos.

1=1
4=1+2+3+4= 10 =1
7=1+2+3+4+5+6+7=28=2+8= 10 =1
10 = 1
13 =4=1+2+3+4= 10 =1
16=7=1+2+3+4+5+6+7=28+10=1
19 = 10 = 1 etc.



Se comprueba entonces que después de cada tres cifras la serie vuelve bruscamente a la unidad, mientras que lo hace en forma progresiva entre las dos intermediarias.
Repitamos una vez más que el conocimiento y el estudio de las leyes que rigen las cantidades, en la forma que acabamos de hacerlo, nos da la clave de las ciencias ocultas.
Resumiendo: todas las cantidades pueden ser reducidas a la serie de los cuatro primeros dígitos, dispuestos en el orden siguiente:


1. 2. 3.
4.



Valor de los doce primeros números que da la clave de la cifra (78) correspondiente a las cartas del Tarot:



Significado de los números
Según las enseñanzas, cada número posee un significado personal, sin embargo, para conocer la Ley absoluta, solo nos bastará conocer el atribuido a cada uno de los cuatro. La unidad representa el principio creador de los números, puesto que todo emana de ella. Es el principio activo por excelencia.
Mas la unidad sola nada puede producir, salvo oponiéndose a sí misma (1 + 1') de aquí nace la dualidad representada por el dos (principio pasivo por excelencia).
De la unión de la unidad y de la dualidad nace el tercer principio, que reúne los dos opuestos en una común neutralidad:

1 + 2 = 3

Tres representa, por lo tanto, el principio neutro por excelencia.
Pero estos tres principios se reúnen en el cuarto, el cual vendrá a ser un nuevo aspecto de la unidad, en carácter de "principio activo". La ley que rige estos principios será entonces la siguiente:



Es posible hacer una analogía con los átomos, los cuales, son la base de todo lo que existe (sin entrar en detalle de la mecánica cuántica). El protón y el electrón, representan por si mismos, a la unidad; ellos se oponen, por lo que juntos representan la dualidad; la partícula que los mantiene juntos sin anularse, es el neutrón, que reúne el electrón y el protón en una común neutralidad. El átomo como unidad total, representa el 4. Es un nuevo aspecto de la unidad.

Los números y los nombres cabalísticos
Hemos dicho que la serie de los números 1, 2, 3 y 4 representa respectivamente el activo, el pasivo, el neutro y un nuevo activo; por lo tanto corresponde, perfectamente a la serie de letras que conforman el nombre sagrado, el cual puede escribirse así:
iod — hé — vau
2° hé = iod, etc.

lo cual demuestra analógicamente, que:

1 representa a iod
2 representa a hé
representa a  vau
4 representa a la 2a hé

Esta correspondencia queda demostrada por la identidad de acción del 4 que vuelve a la unidad (4 = 10 = 1) y de la 2° hé que representa la iod de la serie siguiente.
Comparando las dos series obtendremos el esquema siguientes




Estamos ahora en condiciones de comprender por qué Pitágoras, iniciado del Egipto en lo referente al misterio del nombre sagrado "iod-hé-vau-hé", reemplaza a éste con la serie de los cuatro primeros números o "tetractis" en sus enseñanzas esotéricas.
Tal serie de números corresponde, punto por punto, a la serie de letras del nombre sagrado; es decir que 1, 2, 3, 4 equivale en su orden a "iod-hé-vau-hé".
La serie de los números y la de las letras guardará entonces las siguientes correspondencias:

Un término positivo y generador: La "iod" o el 1.
Un término negativo y generante: La "hé" o el 2.
Un término neutro o generado, resultado de los dos anteriores: La "vau" o el 3.
Un término de transición que se individualiza en la serie siguiente: La "2° hé" o el 4.

Con estos datos preliminares, absolutamente indispensables, utilizaremos nuestro juego de cartas o Tarot, para comprobar la ley universal en el siguiente capítulo:




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